viernes, 3 de mayo de 2019

PASO " CRISTO ATADO A LA COLUMNA"


Cristo Atado a la Columna

Se tiene la certeza de que esta imagen, obra cumbre del periodo clásico de Gregorio Fernández, perteneció a un conjunto procesional denominado del Azotamiento, tallado por el maestro imaginero lucense para la cofradía de la Vera Cruz de Valladolid. Los personajes secundarios del conjunto, sayones y soldados, han desaparecido con el tiempo.

Este paso es el más antiguo, conservado en madera en su integridad por la decana cofradía de la Vera Cruz, iniciándose con el cambio de materiales empleados en la realización de los pasos, de papelón a madera policromada.

Se tiene constancia gráfica de que en 1926 este paso estuvo formado por otras cinco figuras, además de la Cristo. Un sayón tirando de la cuerda, que hoy desfila en el paso “Camino del Calvario”, otro sayón azotando, que también pertenece en la actualidad a ese conjunto y otro sayón más que hoy pertenece al paso “El Azotamiento del Señor”, un cuarto sayón y la quinta figura se trataría de un anciano con turbante.

En el compromiso firmado en el año 1623 por Fernández con la cofradía de la Vera Cruz, se advierte que el autor tallo 7 figuras para este paso.

En la actualidad el paso esta compuesto solo por la imagen central. Jesús se encuentra desnudo, con un paño de pureza en el lado derecho de la cintura, con amplio pliegue al vuelo. Sus manos atadas se posan sobre una semicolumna dórica de mármol negro, sustituyendo el modelo utilizado hasta entonces de gran altura. Se basa en el modelo de la que se encuentra como reliquia en la Basílica de Santa Práxedes en Roma, lo que dora a la escena de un realismo y patetismo mayor que el anterior modelo de columna utilizado hasta el siglo XVI, facilitándose esta altura del “suplicio” una posición aún más dramática de Cristo.

Excelente rostro: pelo largo con raya al medio, ojos de cristal de gran realismo y bigote y barba partida, boca entreabierta.

Las huellas de los flagelos en la espalda del Cristo ofrecen un gran realismo, con una llaga posiblemente inspirada en las meditaciones de Fray Luis de Granada. Realizados para un mayor realismo según palabras del maestro, en un escrito, de la siguiente manera, “van de corcho y sangre cuajada”.

Los hilos de sangre que se deslizan por la espalda de Jesús son realmente impresionantes: los desollones, las moraduras, el dolor vivo de la carne abierta hacen de esa espalda portentosa una llaga enorme a la compasión.

Los cofrades de la Vera Cruz solicitaron a Roma indulgencias y jubileo en 1619, por las llagas de la espalda de Cristo Flagelado , beneficios espirituales que debían asociar a esta imagen tallada por el gran maestro gallego.

Hasta tal punto caló la expresión doliente de Jesús.  Es tan real y bella su mirada que, de boca en boca, año tras año, y ya han pasado varios siglos, se repite la leyenda de que habiendo acabado el Maestro ya la imagen, Jesús hablo al artista y le dijo:”¿Dónde me miraste que tan bien me retratista?”, Fernández, autor de este prodigio artístico le contesto:”Señor, en mi corazón “.

Esta leyenda fue recogida por Juan Agapito y Revilla en su libro “Tradiciones de Valladolid”. Una estatua que había “(1914).

Profundizando aún más en el interés de la obra, no es arriesgado decir que este desnudos de Cristo es un perfecto estudio anatómico, interpretado de manera magistral por el gran imaginero. Destaca su equilibrio, realismo y dramatismo citado en las heridas, culminando en la llagado la espalda o en la mirada de humildad que brota de sus ojos de cristal. Así detrás de cada poro de la madera castellana cincelada por Fernández, hallamos el sustrato espiritual de un siglo de letras y meditaciones, asumidas perfectamente por el imaginero.

Pieza clave en la iconografía de la flagelación. Se opina que está obra se convirtió en modelo que se utilizo para posteriores tallas que representan la misma escena de la Pasión de Nuestro Señor. Se cree que la distribución de las figuras del paso del “Azotamiento del Señor” de la Pasión fue copiada, al menos en parte, de la de este paso. Así mismo se cree que está imagen fue copiada al realizar la existente en el Convento de las Carmelitas Descalzas de Ávila.

El incendio ocurrido en la iglesia Penitencial de la Vera Cruz en 1806, provocó un oscurecimiento en la policromado de esta bellísima talla, una reciente limpieza ha hecho que podamos contemplar de nuevo la imagen con su policromía original.

La imagen desfila en las procesiones del Rosario del Dolor, la Peregrinación de la Promesa, y General de la Pasión del Redentor con nuestra hermandad. Y el Jueves Santo en la Procesión de Regla, con la cofradía de la Vera Cruz, propietaria de la imagen. En cuyo templo se venera durante todo el año.

En el mes de Marzo nuestra hermandad realiza un Solemne triduo a la Imagen.

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