La medalla de metal dorado, está constituida por el escudo
de la cofradía, la cruz flordelisada, en cuyo centro se representa en
bajorrelieve el busto del Cristo Yacente, imagen titular de la cofradía. Está
sujeta por un cordón trenzado en dorado y negro.
El hábito otorga una característica especial a los desfiles
procesionales de la cofradía: el sonido. El arrastre de las colas por el suelo
provoca un “siseo” que crea una atmósfera de recogimiento en torno al Cristo
Yacente, roto solamente por los toques de dos timbales y una corneta.
Para “alumbrar” el paso, los cofrades portan unos faroles de
mano, de estructura cúbica de metal negro, con cristales semitransparentes en
cuyo centro se representa en dorado el emblema de la cofradía.
Los guiones, bandera, grímpolas, libro de difuntos y el
resto de enseres que porta la cofradía en procesión siguen esta misma estética:
terciopelo negro con bordados dorados, y varas de metal dorado.
Como anécdota decir que en los años 90, el devenir de los
tiempos y los gustos del momento habían originado que aparecieran diversos
tipos de adornos en los galones del hábito, llegando a existir hábitos con uno,
dos o hasta tres galones de diferentes anchuras. En el año 1998 se consiguió
volver a la uniformidad histórica inicial, en la que todos los hábitos
constaban de un único ancho galón dorado, perfeccionando la armonía estética de
la cofradía en su conjunto.La excepción a estas líneas del hábito es, por
supuesto, el hábito de los “malditos”, los hermanos cofrades que portan el
Cristo, que carece de cola para poder facilitar sus movimientos.
Sede:
La cofradía del Santo Entierro tiene ubicada su sede en el
Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, de Valladolid, cuya clausura
alberga el Cristo Yacente de Gregorio Fernández que es la imagen titular de la
cofradía.
La construcción del actual Monasterio tuvo lugar a finales
del s.XVIII, de 1781 a 1787, reemplazando al anterior que se encontraba en muy
malas condiciones de conservación. La obra fue proyectada en estilo neoclásico
por Francisco Sabatini, quien la dirigió desde Madrid junto con el aparajador
de Palacio, José de la Ballina. En la fachada principal figura el escudo de
armas de Carlos III, lo que deja patente el patrocinio real. El proyecto,
sencillo y elegante, preserva la intimidad de la clausura a la vez que permite
el culto público en la iglesia.
La iglesia tiene planta elíptica, cubierta con cúpula. Llama
la atención su unidad espacial y decorativa, así como la iluminación natural
obtenida a través de los seis óculos de la cúpula. A la derecha del
presbiterio, y separado del mismo a través de unas rejas, se sitúa el coro, que
forma parte de la clausura.
Dentro del proyecto de Sabatini debemos destacar la
decoración interior, que incluye seis retablos laterales y el retablo mayor,
elaborados en madera policromada imitando mármol blanco y jaspes ocres,
verdosos y rojizos, según el estilo neoclásico definido entonces por la Real
Academia de las Bellas Artes de San Fernando.
El retablo mayor alberga en su centro una talla de la época,
que representa a San Joaquín y Santa Ana con la Virgen niña, realizada en
madera policromada enteramente dorada, salvo las carnaciones, y policromada con
ricos colores. Los retablos laterales transmiten la concepción de simetría que
determina el estilo neoclásico, e incluyen referencias al Evangelio en un lado,
con el pelícano alimentando a sus crías, y a la Epístola en el otro, con el
cordero místico.
Los retablos enmarcan y otorgan distinción a varios cuadros
que son sin duda lo más reconocido en la actualidad. Se trata de los seis
lienzos que Francisco de Goya y Ramón Bayeu pintaron con tanto primor. Todos
ellos datan del año 1787, según queda constancia en diversas cartas y escritos
de la época.
Los tres lienzos pertenecientes al lado del Evangelio fueron
realizados por Ramón Bayou, buen pintor de la época, cuñado de Goya, y
eclipsado por éste. Bayou nos muestra una visión más académica, con escenas
idealizadas y místicas, repletas de ángeles y nubes, un concepto muy barroco en
comparación con el realismo de las composiciones de Goya. Sus cuadros representan
a San Benito Abad, a la Virgen acompañada de san Francisco y san Antonio de
Padua y por último a Santa Escolástica, figura esencial en el monacato
femenino, hermana de san Benito y fundadora del primer monasterio benedictino
femenino.
En frente de estas obras, en el lado de la Epístola, se
sitúan los tres maravillosos lienzos creación de Francisco de Goya y Lucientes
en 1787. El realismo de las escenas y el dominio de la luz del autor quedan
reflejados en estas obras. El más conocido de estos cuadros es El tránsito de
San José, ubicado en el centro, pues se ha llegado a decir que en él Goya se
autorretrata y representa la muerte de su padre. A un lado se muestra a Santa
Ludgarda, monja cisterciense del s. XII que dedicó su vida a la oración, muy
popular por sus hechos milagrosos. Goya la representa sobre rosas y azucenas
que simbolizan su pureza. El tercer lienzo nos muestra a San Bernardo, abad
cisterciense y verdadero impulsor de la orden.
Procesiones en las que participa:
Viernes de Dolores:
Ejercicio del Vía Crucis de la Cofradía del Santo Entierro
A las 20.30 h. del Viernes de Dolores parte la primera
procesión de la Semana Santa Vallisoletana, el Via Crucis de la Cofradía del
Santo Entierro. La Cofradía, portando a hombros la imagen titular, el Santo
Cristo Yacente, procesiona desde su sede de la Iglesia del Monasterio de San
Joaquín y Santa Ana hasta la vecina Parroquia de Nuestra Señora de San Lorenzo.
Allí tiene lugar el ejercicio del Vía Crucis, finalizando con una oración al
Cristo Yacente y el canto de la Salve Popular a Nuestra Señora de San Lorenzo,
Patrona de Valladolid.
Jueves Santo:
Procesión del Verum Corpus
A las 12 de la madrugada del Jueves al Viernes Santo, en la
Pza. de Santa Ana, da comienzo la Procesión del Verum Corpus. En ella
acompañamos a nuestra imagen titular, el Santo Cristo Yacente, portado a
hombros hasta la Santa Iglesia Catedral Metropolitana, donde se realiza un acto
de adoración Eucarítica. Finalizado el acto, saliendo por la Puerta de Santa
María, la procesión se dirige a la Plaza del Salvador, donde tiene lugar una
ofrenda ante la Iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón, por ser el lugar
en el que se dearrolla la adoración noctura. Posteriormente se regresa hasta la
Igleisa Conventual del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, donde
finaliza la procesión.
La procesión del Verum Corpus sustituye a partir de la
Semana Santa de 2015 a la procesión del Santo Entierro realizada hasta entonces
la madrugada del Jueves Santo, y que peregrinaba hasta la Iglesia de San Pío X,
en el vallisoletano barrio de Girón. Esta remodelación surge a partir de una
profunda reflexión del sentido religioso y litúrgico de nuestras procesiones
titulares, y tiene como fin priorizar el culto propio del Jueves Santo, la
Adoración Eucarística, a su vez volviendo a los orígines históricos de la
procesión.
Viernes Santo:
Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor
El Viernes Santo por la tarde la Cofradía participa en la
Procesión General de la ciudad, representada por treinta y dos “pasos”,
alumbrados por las diecinueve Cofradías Vallisoletanas. La cofradía del Santo
Entierro parte en la decimoséptima posición, ilustrando el Santo Entierro de
Cristo. De camino a la incorporación de la Procesión, se realiza una estación
en la Iglesia de San Lorenzo y donde se recibe la bendición bajo el manto
protector de Nuestra Señora de San Lorenzo, patrona de nuestra ciudad. La
procesión finaliza con el canto popular de la Salve frente a la Iglesia de
Nuestra Señora de las Angustias a eso de la media noche.
Sábado Santo:
Procesión del Santo Entierro
Tras un acto previo privado realizado en el interior de
nuestra Sede, a las 20 h. da comienzo la procesión del Santo Entierro de
Cristo, en la que nuestro Santo Cristo Yacente es portado a hombros para su
traslado solemne desde la Iglesia de San Joaquín y Santa Ana hasta el
Monasterio del mismo nombre, a través de calles contiguas. Finalmente se lleva
a cabo un acto de oración y reflexión en la Plaza Santa Ana, que corre a cargo
de P. Guillermo Camino Beazcua, Consiliario de la Cofradía. La procesión
procede a partir de ahí de forma privada en el interior del Monasterio, a
través de su Claustro, y termina con un acto en el Coro del mismo en compañía
de la Comunidad de Religiosas.
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