jueves, 11 de abril de 2019

COFRADÍA DEL SANTO ENTIERRO

COFRADÍA DEL SANTO ENTIERRO


La medalla de metal dorado, está constituida por el escudo de la cofradía, la cruz flordelisada, en cuyo centro se representa en bajorrelieve el busto del Cristo Yacente, imagen titular de la cofradía. Está sujeta por un cordón trenzado en dorado y negro.
El hábito otorga una característica especial a los desfiles procesionales de la cofradía: el sonido. El arrastre de las colas por el suelo provoca un “siseo” que crea una atmósfera de recogimiento en torno al Cristo Yacente, roto solamente por los toques de dos timbales y una corneta.
Para “alumbrar” el paso, los cofrades portan unos faroles de mano, de estructura cúbica de metal negro, con cristales semitransparentes en cuyo centro se representa en dorado el emblema de la cofradía.
Los guiones, bandera, grímpolas, libro de difuntos y el resto de enseres que porta la cofradía en procesión siguen esta misma estética: terciopelo negro con bordados dorados, y varas de metal dorado.
Como anécdota decir que en los años 90, el devenir de los tiempos y los gustos del momento habían originado que aparecieran diversos tipos de adornos en los galones del hábito, llegando a existir hábitos con uno, dos o hasta tres galones de diferentes anchuras. En el año 1998 se consiguió volver a la uniformidad histórica inicial, en la que todos los hábitos constaban de un único ancho galón dorado, perfeccionando la armonía estética de la cofradía en su conjunto.La excepción a estas líneas del hábito es, por supuesto, el hábito de los “malditos”, los hermanos cofrades que portan el Cristo, que carece de cola para poder facilitar sus movimientos.
Sede:
La cofradía del Santo Entierro tiene ubicada su sede en el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, de Valladolid, cuya clausura alberga el Cristo Yacente de Gregorio Fernández que es la imagen titular de la cofradía.
La construcción del actual Monasterio tuvo lugar a finales del s.XVIII, de 1781 a 1787, reemplazando al anterior que se encontraba en muy malas condiciones de conservación. La obra fue proyectada en estilo neoclásico por Francisco Sabatini, quien la dirigió desde Madrid junto con el aparajador de Palacio, José de la Ballina. En la fachada principal figura el escudo de armas de Carlos III, lo que deja patente el patrocinio real. El proyecto, sencillo y elegante, preserva la intimidad de la clausura a la vez que permite el culto público en la iglesia.
La iglesia tiene planta elíptica, cubierta con cúpula. Llama la atención su unidad espacial y decorativa, así como la iluminación natural obtenida a través de los seis óculos de la cúpula. A la derecha del presbiterio, y separado del mismo a través de unas rejas, se sitúa el coro, que forma parte de la clausura.
Dentro del proyecto de Sabatini debemos destacar la decoración interior, que incluye seis retablos laterales y el retablo mayor, elaborados en madera policromada imitando mármol blanco y jaspes ocres, verdosos y rojizos, según el estilo neoclásico definido entonces por la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando.
El retablo mayor alberga en su centro una talla de la época, que representa a San Joaquín y Santa Ana con la Virgen niña, realizada en madera policromada enteramente dorada, salvo las carnaciones, y policromada con ricos colores. Los retablos laterales transmiten la concepción de simetría que determina el estilo neoclásico, e incluyen referencias al Evangelio en un lado, con el pelícano alimentando a sus crías, y a la Epístola en el otro, con el cordero místico.
Los retablos enmarcan y otorgan distinción a varios cuadros que son sin duda lo más reconocido en la actualidad. Se trata de los seis lienzos que Francisco de Goya y Ramón Bayeu pintaron con tanto primor. Todos ellos datan del año 1787, según queda constancia en diversas cartas y escritos de la época.
Los tres lienzos pertenecientes al lado del Evangelio fueron realizados por Ramón Bayou, buen pintor de la época, cuñado de Goya, y eclipsado por éste. Bayou nos muestra una visión más académica, con escenas idealizadas y místicas, repletas de ángeles y nubes, un concepto muy barroco en comparación con el realismo de las composiciones de Goya. Sus cuadros representan a San Benito Abad, a la Virgen acompañada de san Francisco y san Antonio de Padua y por último a Santa Escolástica, figura esencial en el monacato femenino, hermana de san Benito y fundadora del primer monasterio benedictino femenino.
En frente de estas obras, en el lado de la Epístola, se sitúan los tres maravillosos lienzos creación de Francisco de Goya y Lucientes en 1787. El realismo de las escenas y el dominio de la luz del autor quedan reflejados en estas obras. El más conocido de estos cuadros es El tránsito de San José, ubicado en el centro, pues se ha llegado a decir que en él Goya se autorretrata y representa la muerte de su padre. A un lado se muestra a Santa Ludgarda, monja cisterciense del s. XII que dedicó su vida a la oración, muy popular por sus hechos milagrosos. Goya la representa sobre rosas y azucenas que simbolizan su pureza. El tercer lienzo nos muestra a San Bernardo, abad cisterciense y verdadero impulsor de la orden.
Procesiones en las que participa:
Viernes de Dolores:
Ejercicio del Vía Crucis de la Cofradía del Santo Entierro
A las 20.30 h. del Viernes de Dolores parte la primera procesión de la Semana Santa Vallisoletana, el Via Crucis de la Cofradía del Santo Entierro. La Cofradía, portando a hombros la imagen titular, el Santo Cristo Yacente, procesiona desde su sede de la Iglesia del Monasterio de San Joaquín y Santa Ana hasta la vecina Parroquia de Nuestra Señora de San Lorenzo. Allí tiene lugar el ejercicio del Vía Crucis, finalizando con una oración al Cristo Yacente y el canto de la Salve Popular a Nuestra Señora de San Lorenzo, Patrona de Valladolid.
Jueves Santo:
Procesión del Verum Corpus
A las 12 de la madrugada del Jueves al Viernes Santo, en la Pza. de Santa Ana, da comienzo la Procesión del Verum Corpus. En ella acompañamos a nuestra imagen titular, el Santo Cristo Yacente, portado a hombros hasta la Santa Iglesia Catedral Metropolitana, donde se realiza un acto de adoración Eucarítica. Finalizado el acto, saliendo por la Puerta de Santa María, la procesión se dirige a la Plaza del Salvador, donde tiene lugar una ofrenda ante la Iglesia de las Esclavas del Sagrado Corazón, por ser el lugar en el que se dearrolla la adoración noctura. Posteriormente se regresa hasta la Igleisa Conventual del Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, donde finaliza la procesión.
La procesión del Verum Corpus sustituye a partir de la Semana Santa de 2015 a la procesión del Santo Entierro realizada hasta entonces la madrugada del Jueves Santo, y que peregrinaba hasta la Iglesia de San Pío X, en el vallisoletano barrio de Girón. Esta remodelación surge a partir de una profunda reflexión del sentido religioso y litúrgico de nuestras procesiones titulares, y tiene como fin priorizar el culto propio del Jueves Santo, la Adoración Eucarística, a su vez volviendo a los orígines históricos de la procesión.
Viernes Santo:
Procesión General de la Sagrada Pasión del Redentor
El Viernes Santo por la tarde la Cofradía participa en la Procesión General de la ciudad, representada por treinta y dos “pasos”, alumbrados por las diecinueve Cofradías Vallisoletanas. La cofradía del Santo Entierro parte en la decimoséptima posición, ilustrando el Santo Entierro de Cristo. De camino a la incorporación de la Procesión, se realiza una estación en la Iglesia de San Lorenzo y donde se recibe la bendición bajo el manto protector de Nuestra Señora de San Lorenzo, patrona de nuestra ciudad. La procesión finaliza con el canto popular de la Salve frente a la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias a eso de la media noche.
Sábado Santo:
Procesión del Santo Entierro
Tras un acto previo privado realizado en el interior de nuestra Sede, a las 20 h. da comienzo la procesión del Santo Entierro de Cristo, en la que nuestro Santo Cristo Yacente es portado a hombros para su traslado solemne desde la Iglesia de San Joaquín y Santa Ana hasta el Monasterio del mismo nombre, a través de calles contiguas. Finalmente se lleva a cabo un acto de oración y reflexión en la Plaza Santa Ana, que corre a cargo de P. Guillermo Camino Beazcua, Consiliario de la Cofradía. La procesión procede a partir de ahí de forma privada en el interior del Monasterio, a través de su Claustro, y termina con un acto en el Coro del mismo en compañía de la Comunidad de Religiosas.

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